Más del 90% de personas viven días congelados

  • El cerebro gasta el 20% de nuestra energía, por eso tendemos a hacer cada día las mismas cosas, para no gastar más energía de la necesaria
  • Vivir sin vivir plenamente no es vivir, es sobrevivir

Hoy vamos a hablar de algo que pasa cada día en la mayoría de hogares de todo el mundo. Pasa como algo habitual, cotidiano, y muchas veces lo pasamos de largo y no le damos la atención que merecer. Es disfrutar de cada momento, disfrutar lo que hacemos a diario, sobre todo en nuestro trabajo.

A lo largo de los años he visto miles de personas que viven ‘días congelados’, días en los que se levantan, desayunan, preparan a sus hijos si los tienes, se preparan ellos y se marchan. Prácticamente lo hacen todo de forma automática. Y a lo largo del día invierten su valioso tiempo en un trabajo que odian a cambio de un cheque mensual. Y vuelven a casa cansadas, sin energía, preparadas para ‘descansar’, vivir un poco, hasta que de nuevo cae la noche y el sueño las atrapa. Y vuelven a empezar su día, con las mismas acciones y las mismas rutinas, gastando su energía y su tiempo en una rueda que gira siempre en la misma dirección.

Yo he llamado a esto ‘días congelados’, porque parecen repetirse uno detrás del otro de la misma forma, días vacíos, sin pasión, que se repiten como si fuera la misma película, una y otra vez. Conozco muy bien esta vida porque en el pasado yo la vivía, la alimentaba con un trabajo que no me llenaba y unos hábitos que no me hacían feliz.

Como dice Edison, «una experiencia nunca es un fracaso, pues siempre viene a demostrar algo». Creo que todo los que nos pasa es para que aprendamos algo. Esa etapa de mi vida me ayudó a ver que era yo la que no creía en mí misma, la que no me valoraba lo suficiente, la que no me quería lo suficiente. El trabajo, los amigos y todo lo que vivía eran un reflejo de mi yo vacío, mis días congelados.

Me encanta esta frase de Wayne W. Dyer, «si crees totalmente en ti mismo no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades». Y eso es lo que entendí. Un día me cansé de vivir esos días congelados, de vivir sin vivir y me lancé al vacío… dejé mi trabajo y empecé a estudiar, aprender y experimentar nuevas cosas. ¿Y sabéis qué pasó?

Mi vida empezó a cambiar. Poco a poco empezaron a pasarme cosas magníficas, conocí a nuevos amigos, monté mi propia empresa… Mi yo interior ya no era alguien insignificante, conformista, que solo rellenaba sus días… estaba creciendo a nivel emocional, espiritual, laboral… y mi entorno me mostraba todos esos cambios a través de situaciones y personas encantadoras. Y es que como dice Henry David Thoureau «el que avanza con fe en la dirección de sus sueños y se esfuerza en vivir la vida que imagina, se encontrará con el éxito en cualquier momento”.

Recuerda: NO IMPORTA EN QUÉ SITUACIÓN ESTÉS AHORA MISMO; Lo más importante es aceptar que no eres feliz, que quieres un cambio, que tu vida no te llena. Y a partir de ahí ya se pueden ir planificando acciones y estrategias para avanzar hacia donde quieres avanzar.

Hay personas que me dicen que su vida les gusta; quizás lo que tienen que cambiar son solo algunos aspectos de ella. ¡Pues adelante! Que lo hagan. Pero por experiencia sé y he visto que la mayoría de personas cambiarían muchas cosas de su vida, sobre todo el tema laboral. Pero se conforman y siguen con sus días congelados.

Esto de conformarse es biológico, es decir, estamos programados para hacer rutinas con la finalidad de ahorrar energía. El cerebro consume alrededor del 20% de nuestra energía, por eso tendemos a hacer cada día las mismas cosas, para no gastar más energía de la necesaria. Si queremos cambiar, tenemos que estar motivados y pasar a la acción; de otra manera, tenderemos siempre a seguir en la misma situación.

Os aconsejo que os preguntéis qué cambiaríais ahora mismo de vuestra vida y que os pongáis en marcha. Creo que vivir sin vivir plenamente no es vivir, es sobrevivir. Yo dejé atrás hace tiempo mis días congelados y ahora vivo mis días intensamente. Una vez avanzas en ese camino jamás vuelves a mirar atrás; te das cuenta de que quieres que cada día de tu vida tenga pasión, motivación, felicidad… y lo consigues. Y conoces a gente con tus mismas inquietudes y tu misma energía.

Seguid avanzando… pero hacedlo por vosotros mismos y no por la familia ni nadie más.

Seguid avanzado… para ser ese 10% de personas que sí cumple sus sueños y objetivos. ¡Hagamos que este porcentaje crezca y crezca!

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